jueves, 29 de septiembre de 2016

Italia. 2016 [La historia de un alma última parte]

Tenía ganas de volver a nacer, conseguir superar todo lo que mis anteriores vidas habían dejado pendiente. Sentía esa necesidad recorriendo eléctricamente todos mis recuerdos. Esas energías mezcladas, buscando quien seria nuestro nuevo huésped; hasta que al final lo encontramos.

Nací  en Roma. Mi familia estaba muy unida, me crié como una niña feliz y querida. Mis padres estaban solos en el mundo hasta que yo llegue, no podían tener hijos y mi llegada los llenó de felicidad.

Mi infancia fuera de los limites de mi casa fue difícil. Era una persona diferente y a mis compañeros eso no parecía gustarles. El compañerismo escaseaba en el colegio y a medida que me iba haciendo mas grande las cosas se volvían menos insoportables.

Con mucho aguante y paciencia, aleje los malos pensamientos relacionados con mis compañeros de clase. Centré toda mi atención en aquello que me interesaba de verdad, la historia. Me fascinaba la historia antigua. Daba paseos por Roma, hacia viajes con mis padres por el país. Vivía sumergida en libros estudiando e investigando.

Cuando por fin conseguí estar entrar en la universidad y encontré un trabajo a tiempo parcial, mis pares murieron en un accidente de coche.

Mi mundo se derrumbo a mi alrededor, sentía una especie de déjà vu por la muerte de mis padres, pero nunca ningún ser querido había fallecido. Aunque era muy cómodo dejarme llevar por la tristeza, de mi interior surgió una extraña fuerza que me impedía dejarme llevar por esta.

Saqué fuerzas y continué sola. Estudiando por las noches y trabajando durante el día. Mi sueño siempre había sido sacarme la carrera de historia y luche para conseguir mis propósitos. Sentía que mis padres me ayudaban a superar todos los obstáculos y que me observaban y estaban cerca de mí para apoyarme.

y cuando por fin conseguí mi mayor sueño, alguien llego a mi vida. No estaba segura de como irían las cosas con él. Al fin y al cabo era un antiguo compañero de instituto que se metían conmigo, pero aun con mis reservas, le abrí un hueco en mi vida y mi corazón. Me había demostrado que había cambiado y que me quería a su lado.

Al principio todo era perfecto, él era atento y cariñosos, siempre salíamos de excursión los fines de semana. Hasta que le entregue mi cuerpo, entonces él se volvió más frío y controlador. Le prohibía salir con sus amigas o salir vestida de una manera u otra. Incluso llegó el día en que se atrevió a darle una bofetada.

Una parte de su alma quería aceptar aquel mal trago, incluso llegaba a pensar que se lo merecía. Pero un día después de uno de los arrebatos agresivos de él, ella se escondió en el baño, para ponerse a salvo. Con lágrimas en los ojos se miro en el espejo. No reconocía a la persona que le devolvía la mirada desde el otro lado del espejo y sentía como decepcionaba a sus padres con su comportamiento; así que se secó las lágrimas y tomó la decisión de buscar ayuda para salir de la situación.

Se marchó de Roma, sin avisar a donde iba, sencillamente desapareció y se oculto en un pequeño pueblo, llamado San Gimignano, en plena toscana. Allí busco trabajo como guía turística y empezó su vida desde cero.

Había aprendido que estar sola, no era nada negativo; a quererse a sí misma y valorarse. A pesar de todos los problemas que había tenido y todo lo que le había pasado; ella había conseguido salir adelante. En su interior había notado un deseo de venganza, una tristeza inimaginable ante la pérdida de sus padres y por estar sola, pero luchaba por salir adelante con lo que tenia. Estaba trabajando de algo que le gustaba llevaba una vida tranquila y pacífica en la toscana, se había alejado de todo aquello que le hería del pasado y mirada hacia su presente con la cabeza bien alta.

Un buen día, en una de sus excursiones; sus ojos se toparon con otros de un color verde. En su interior sintió una fuerte conexión, una especie de fuerza que tiraba de ella hacia aquella mirada sonriente.

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